Cuando el frío decide invadir su cuerpo, ¡lo pone a prueba!
Los seres humanos son de sangre caliente, lo que significa que nuestra temperatura corporal debe mantenerse a 37 °C, independientemente del clima. La regulación de la temperatura corporal depende de un equilibrio constante entre las entradas y salidas de calor. Así es como el cuerpo puede conservar su temperatura.
1 - Calor corporal: temperatura perfecta
Ya sea calor, frío, humedad o templado, el cuerpo humano reacciona como un termómetro con una precisión formidable. Lo ideal es que nuestro cuerpo se mantenga a 37 °C, que es la temperatura a la que el núcleo del cuerpo funciona correctamente. Sin embargo, cuanto más nos alejamos del núcleo del cuerpo, más baja se vuelve nuestra temperatura. Cuando llegamos a las extremidades (manos, dedos, pies), ahí es donde encontramos la temperatura más fría, alrededor de 30°. Bajo la acción del frío, se produce la regulación de la temperatura corporal y las diferentes zonas del cuerpo reaccionarán para advertirle y protegerle.
2 - Manos frías: zonas críticas del cuerpo
Según el diseño de termorregulación del cuerpo, las extremidades como las manos y los dedos se denominan «zonas críticas». En estas zonas críticas, la velocidad de la circulación sanguínea se reduce drásticamente, lo que provoca una pérdida de calor considerable, de modo que cuando tiene frío, se le enfrían las manos y se le hinchan los dedos. Cuando la temperatura del aire es inferior a 0 °C, este fenómeno se denomina hipotermia.
3 - Dedos azules: composición de la epidermis
La piel es un órgano complejo formado por 3 capas (epidermis, dermis e hipodermis). Cada capa tiene funciones que actúan como barrera protectora contra el entorno externo: protección, absorción, generación de nuevas células, almacenamiento de grasa y, sobre todo, aislamiento térmico. Bajo la acción del frío, la piel reacciona y provoca una variedad de sensaciones, manos frías, pies helados, dedos azules, etc. Las mujeres tienden a tener la piel más sensible, especialmente en las manos y los pies. Estas zonas son aún más sensibles al frío y a las variaciones de temperatura, ya que tienen poca grasa o músculo.
4 - Pies fríos: circulación sanguínea
Al igual que los dedos de las manos, los pies y los dedos de los pies reciben menos estimulación, lo que los hace más sensibles a las variaciones de temperatura. Cuando hace frío, los pies pueden alcanzar los 28 °C, muy lejos de los 37 °C de temperatura corporal que el cuerpo necesita para funcionar bien. El cuerpo y su sistema de regulación de la temperatura reaccionarán y estimularán el flujo sanguíneo para combatir la sensación de frío y mantener la temperatura central en la medida de lo posible. Las enfermedades también pueden hacer que el cuerpo sienta frío, por ejemplo, la enfermedad o síndrome de Reynaud, que es un problema crónico de circulación que afecta a las extremidades y causa pérdida de sensibilidad, hormigueo, pies fríos o manos frías...
5- Temblores musculares: producción de calor
El 75 % de nuestra masa muscular se ve afectada por el frío. Cuando el frío llega al cuerpo, se envía una señal de dolor al cerebro y nuestros músculos comienzan a temblar para producir calor, más del 80 % de la energía disponible se envía para recalentar los músculos afectados. La termorregulación desempeña un papel, pero en este caso reduce la potencia y la resistencia muscular. Cuando se dan estas condiciones, existe un riesgo mucho mayor de lesión, ya que nuestros músculos se debilitan directamente.
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